sábado, 1 de octubre de 2011

RECONOCIENDO UN ENCUENTRO ANGELICO 2DA PARTE

5) En Mateo 7, Jesús habla de que el árbol se conoce por sus frutos, siempre debemos analizar los frutos de cualquier encuentro angélico o sus mensajes. Un encuentro angelical proveniente de Dios, y no de la propia imaginación, siempre produce resultados tangibles.
Nuestros propios deseos de encontrar a Dios también nos pueden llevar a imaginar cosas, pero como Dios nos ama tanto allí también recogeremos buenos frutos.
Pero si tropezamos con algún mal fruto como resultado de un posible encuentro con un ángel, con toda sinceridad no creo que se trate de uno de esos encuentros, es más factible que proceda de nuestro propio ego.


6) Otra forma de probar un mensaje angélico está directamente relacionado con el contenido del mismo y las expresiones usadas por el ángel. Los ángeles son enviados de Dios, sus palabras dirigidas a nosotros siempre han de estar colmadas de luz, gozo, paz, sabiduría, amor, coraje y confianza. Siempre nos conducen hacia un amor ilimitado, hacia la alegría y la paz.
Si un ser pide que la persona desvíe su atención hacia él, exigiendo que se hagan rituales o se le enciendan velas, pues hay que examinar aún más su mensaje ya que los ángeles no necesitan de estas cosas para Ser ellos mismos y nunca atraen hacia ellos la atención más de lo necesario.


7) Los ángeles no acuden a nosotros por sí solos, ellos son enviados de Dios. Los ángeles se convocan al implorar a Dios desde un corazón amoroso y contrito.
No son seres que podamos dominar a nuestra voluntad, ni tampoco podremos forzarlos a cumplir nada que no esté de acuerdo con la Santa Voluntad de Dios.
Por tanto, y a mi humilde modo de ver, rituales, sortilegios, encantamientos y otros asuntos que se utilizan para convocar a los ángeles son innecesarios, puesto que es Dios Quien los envía, es a Dios a Quien tenemos que pedir la asistencia y el auxilio de los ángeles. Dios jamás desoye las peticiones de quienes le aman por sobre todas las cosas.


8) Como todo lo que ES en Dios, los encuentros con ángeles jamás tendrán consecuencias perjudiciales. Tampoco implica que tengamos el compromiso de compartir nuestras vivencias angélicas con otros, si no sentimos ese llamado, la vivencia es para quién se le está presentando.
Podemos confiar plenamente en que la misión de los ángeles con nosotros y con nuestro entorno es traer amor y paz a nuestros corazones.
En ocasiones compartir con otros nuestras vivencias, puede servir de mucho para ayudarnos a determinar si en realidad hemos sido tocados por un ángel. Se ha de escoger muy bien con quien conversamos sobre este tema.

 

9) Todo encuentro angélico siempre nos cambia para bien. Cuando Dios se llega a nosotros a través de sus ángeles comienzan a ocurrir cambios sútiles en nuestra forma de pensar de hablar y de obrar. Es bien probable que el acercamiento despierte en nosotros suave curiosidad, un interés solapado por conocer sobre el Reino de los Cielos que jamás habíamos tenido.
Olas de compasión y piedad comenzarán a recorrernos en todo momento. Es bien probable que nos haga pensar en lo afortunados que somos por haber tenido una experiencia angélica, sintiendo compasión y solidaridad por las personas que se encuentran muy atadas a lo mundano, así también como por los más necesitados.

Los ángeles siempre me dicen que la compasión es la forma más excelsa de amar.

10) Un encuentro angélico nos deja una inmensa Gratitud a Dios en nuestro corazón. Nos hace comprender lo valiosos que somos ante los ojos del Dios, entendemos cuán gloriosas son todas las creaciones de Dios y desarrollamos la certeza de que Dios nos ama, especialmente cuando somos milagrosamente salvados en ocasión de peligro.
Como sea, que suceda, ante la Gracia de Dios, nuestra gratitud desborda, sin importar el tamaño de la Gracia.
   




 

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