“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón
están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en
fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder;
Verán a Dios en Sion. 8 Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; Escucha, oh Dios de Jacob”.
Salmos 84:5 al 8
Tenga el nombre que tenga, llámese como
se llame. Independientemente de la posición que posea y así parezca muy
alta. Si te dijeron algo contrario a lo que sabes que Dios ha decretado
para tu vida, no hagas caso. Si intentaron destruir tus sueños o sacarte
de carrera, respira y recuerda, que ninguno de ellos ha hecho el
sacrificio máximo por ti. Síguele creyendo a Aquel que cuando extendió
sus brazos y murió en la cruz del Calvario, mencionaba tu nombre también
y entre lágrimas y dolor decía: TE AMO, lo estoy haciendo por ti.
Aunque todo por el momento parezca que
está yendo en tu contra, Dios te socorrerá y te sacará aún del pozo de
la desesperación más profundo. Si algunos dicen ser seres de luz y de
mucha ciencia y no tienen misericordia, ni amor, ignóralos. Porque la Biblia
dice que por sus frutos es conocido el árbol. Si te apedrean los que
menos esperabas, recuerda que no te lo están haciendo a ti, se lo están
haciendo a uno de los pequeñitos de Dios y tendrán que rendirle cuentas
si no se arrepienten. Si sientes que estás ahora mismo en el suelo y
que te faltan las fuerzas para continuar, esto es parte del proceso.
Pero recuerda que Dios es tu Pastor y prometió caminar contigo y
atravesar el valle de la sombra y de la muerte para que venzas.
Si hoy tú alma quebrantada grita de un
dolor que nadie puede escuchar ni sentir, no te rindas, porque Dios está
creyendo en ti. Si vas nadando en contra de la corriente y parece que
te irás al fondo de una catarata, ahí está Dios para llevarte a puerto seguro.
Si estás atravesando una enfermedad donde hasta tu carne y tus huesos
desfallecen, vendrá la sanidad para ti. Y si de los que has esperado
algo, te han abandonado, traicionado o malinterpretado, recuerda que
sigues teniendo a Dios que es tu fiel amigo y sabe exactamente lo que
estás sintiendo.
Yo sé que hay batallas que son muy
fuertes y que a veces pareciera que vamos a morir en el intento. Que por
más que lo intentamos no nos parece que hemos avanzado, pero Dios quién
te ha llamado y seleccionado es real. Puede que en estos momentos solo
estés experimentando Su silencio, pero eso no significa que él esté
ausente de ti ni ajeno de lo que sientes y te sucede. Esto solo
significa que está más cerca de tu pecho y de tu corazón. Que va
impulsándote cuando no sientes fuerzas y que al final de todo la
victoria y la bendición será tan grande que no alcanzarás a tener las
palabras suficientes para describir y agradecer todo lo bueno que de
parte de él recibirás.
Sé que a veces es demasiado desesperante, yo no te estoy diciendo que es fácil. Pero es el momento de demostrarle a Dios que lo amas independientemente de todo. Que lo amas por lo que él es y por lo que tú sabes que al hecho en tu vida. Sé que lloras porque no ha sido fácil, que quisieras de una vez y por todas que las lágrimas y el dolor terminará, pero atravesando el valle de lágrimas, Dios lo convertirá en fuente y cuando la lluvia de tus ojos llene los estanques, irás de poder en poder. Verás a Dios. Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
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