(se puede rezar como Novena)
¡Dios Todopoderoso y Eterno, Uno en Tres Personas! Antes de dirigirnos a los
Santos Ángeles, tus servidores y de llamarlos en nuestro socorro, nos postramos
delante de Ti y Te adoramos, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Bendito y alabado seas por toda la eternidad. Que todos los Ángeles y los
hombres que has creado te adoren, te amen y te sirvan, Dios Santo, Dios Fuerte,
Dios Inmortal.
¡Y Tú María, Reina de los ángeles, medianera de todas las
gracias, todopoderosa en tu oración, recibe bondadosamente la oración que les
dirigimos a tus servidores, y hazla llegar hasta el Trono del Altísimo para que
obtengamos gracia, salvación y auxilio! Amén.
¡Ángeles
grandes y Santos, Dios os envía para protegernos y ayudarnos! Os pedimos, en el
nombre de Dios Uno en Tres Personas,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo,
¡Volad en nuestro socorro!
Os
pedimos, en el nombre todopoderoso de Jesús,
¡Volad en
nuestro socorro!¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
por todas las heridas de Nuestro Señor Jesucristo,¡Volad
en nuestro socorro!
Os pedimos
por todas las torturas de Nuestro Señor Jesucristo,¡Volad
en nuestro socorro!
Os pedimos
por la Santa Palabra de Dios,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
por el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre del Amor de Dios por nosotros tan pobres,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre de la fidelidad de Dios para con nosotros tan pobres,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre de la Misericordia de Dios para con nosotros tan pobres,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre de María Reina del Cielo y de la Tierra,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre de María vuestra Reina y Soberana,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
en nombre de María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
por vuestra propia felicidad,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
por vuestra propia fidelidad,
¡Volad en nuestro socorro!
Os pedimos
por vuestra fuerza combativa por el Reino de Dios,
¡Volad en nuestro socorro!
Os
pedimos, ¡cubrirnos con vuestro escudo!
¡Volad en nuestro socorro!
Os
pedimos, ¡protegernos con vuestra espada!
Os
pedimos, ¡iluminadnos con vuestra luz!
Os
pedimos, ¡abrigadnos bajo el Manto de María!
Os
pedimos, ¡encerradnos en el Corazón de María!
Os
pedimos, ¡depositadnos en las Manos de María!
Os
pedimos, ¡mostradnos el camino hacia la puerta de la vida:
el Corazón abierto de Nuestro Señor!
Os
pedimos, ¡conducidnos seguros hacia la Casa del Padre
Celestial!
Todos los
Coros de los Espíritus bienaventurados,
¡Volad en nuestro socorro!
Ángeles de
la Vida,
¡Volad en nuestro socorro!
Ángeles de
la fuerza de la Palabra de Dios,
¡Volad en nuestro socorro!
Ángeles de
la Caridad,
¡Volad en nuestro socorro!
Ángeles que Dios nos atribuye especialmente, como
compañeros,
¡Volad en nuestro socorro!
¡Volad
en nuestro socorro, os pedimos!
Porque
hemos recibido en herencia la Sangre de Nuestro Señor y Rey.
¡Volad en nuestro socorro, os pedimos!
Porque
hemos recibido en herencia el Corazón de Nuestro Señor Rey.
¡Volad en nuestro socorro, os pedimos!
Porque
hemos recibido en herencia el Corazón Inmaculado de María la Virgen Purísima y
vuestra Reina.
Volad en nuestro socorro, os pedimos!
San
Miguel Arcángel
Tú eres el Príncipe de las Milicias Celestiales, el vencedor del dragón
infernal, has recibido de Dios la Fuerza y el Poder para aniquilar por medio de
la humildad el orgullo de los poderes de las tinieblas. Te pedimos suscita en
nosotros la auténtica humildad del corazón, la fidelidad inquebrantable, para
cumplir siempre la Voluntad de Dios, la fortaleza en el sufrimiento y las
necesidades, ¡ayúdanos a subsistir delante del Tribunal de Dios!
San
Gabriel Arcángel
Tú eres el Ángel de la Encarnación, el mensajero fiel de Dios, abre nuestros
oídos para captar los más pequeños signos y llamamientos del Corazón amante de
Nuestro Señor; permanece siempre delante de nuestros ojos, te pedimos, para que
comprendamos correctamente la Palabra de Dios y la sigamos y obedezcamos y para
cumplir aquello que Dios quiere de nosotros. ¡Haznos vigilantes en la espera del
Señor para que no nos encuentre dormidos cuando llegue!
San
Rafael Arcángel
¡Tú eres el mensajero del Amor de Dios! Te pedimos, hiere nuestro corazón con un
amor ardiente por Dios y no dejes que esta herida se cierre jamás, para que
permanezcamos sobre el camino del amor en la vida diaria y venzamos todos los
obstáculos por la fuerza de este amor.
¡Ayudadnos
hermanos grandes y santos, servidores como nosotros delante de Dios!
¡Protegednos contra nosotros mismos, contra nuestra cobardía y tibieza, contra
nuestro egoísmo y nuestra avaricia, contra nuestra envidia y desconfianza,
contra nuestra suficiencia y comodidad, contra nuestro deseo de ser apreciados!
¡Desligadnos de los lazos del pecado y de toda atadura al mundo! Desatad la
venda que nosotros mismos hemos anudado sobre nuestro ojos, para dispensarnos de
ver la miseria que nos rodea, y poder mirar nuestro propio yo sin incomodarnos y
conmiseración.
¡Clavad en nuestro corazón el aguijón de la santa inquietud de Dios, para que no
cesemos jamás de buscarlo con pasión, contrición y amor!
¡Buscad en
nosotros la Sangre de Nuestro Señor que se derramó por nosotros! ¡Buscad en
nosotros las lágrimas de vuestra Reina vertidas por nuestra causa! ¡Buscad en
nosotros la imagen de Dios destrozada, desteñida, deteriorada, Imagen a la cual
Dios quiso crearnos por Amor!
¡Ayudadnos
a reconocer a Dios, a adorarlo, amarlo y servirlo! ¡Ayudadnos en la lucha contra
los poderes de las tinieblas que nos rodean y nos oprimen solapadamente;
ayudadnos para que ninguno de nosotros se pierda, y para que un día, gozosos,
podamos reunirnos en la felicidad eterna! Amén
Durante
la novena que dura nueve días, pedimos a los Santos Ángeles por la mañana y
durante el día los invocamos con frecuencia de esta manera:
San
Miguel, ¡lucha
a nuestro lado con tus Ángeles, ayúdanos y ruega por
nosotros!
San
Rafael, ¡lucha
a nuestro lado con tus Ángeles, ayúdanos y ruega por
nosotros!
San
Gabriel, ¡lucha
a nuestro lado con tus Ángeles, ayúdanos y ruega por
nosotros!
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