domingo, 12 de abril de 2009

La Meditacion




La Meditación es una milenaria y simple técnica natural que nos conecta con la realidad interior y se caracteriza por la armonización y sincronización de los dos hemisferios del cerebro, con significativos cambios fisiológicos propios del estado de meditación y un mejoramiento en la calidad de vida del meditante al encontrar en su interior un sentido a su realidad existencial.

La Milenaria Enseñanza nos señala que desde lo interior nos llega la paz, tranquilidad y fortaleza, que hacen del meditante una persona más preparada para enfrentar estos especiales tiempos que nos preocupan. Para lograrlo hay que ser un buscador y no un discípulo.

En la Meditación se está en un estado mental trascendente o vibratoriamente superior. Meditar es usar en forma consciente y dinámica el hemisferio derecho y activar el ritmo alfa cerebral conectándonos con la Esfera del Ser Superior que TODOS tenemos en lo interno.

Fue gracias al electroencefalógrafo que mide y grafica la actividad cerebral en el electroencefalograma que se pudo descubrir que nuestros dos hemisferios tenían ritmos vibratorios diferentes y que había distintos estados de consciencia. Existe un ritmo cerebral característico para el estado de vigilia o despierto, sin que en él haya sincronización y armonía cerebral, predominan las ondas Beta cerebrales de diferentes amplitudes con mayor actividad del hemisferio izquierdo. El estado de sueño fisiológico también es característico, ondas cerebrales más pausadas y profundas, variando de acuerdo a los diferentes niveles del dormir.



Se habla en los círculos científicos dedicados a la investigación de las potencialidades de la Mente, de la Fisiología del Estado de Meditación.
Esta Fisiología está caracterizada por una disminución del consumo de oxígeno durante la meditación el que vuelve a su estado normal una vez finalizada la meditación.

Se sabe que a mayor actividad física, a mayor tensión y angustia hay más consumo de oxígeno por el organismo. A menor actividad disminuye el oxígeno consumido.

Durante la meditación se comprobó un significativo descenso en el consumo de oxígeno por el organismo, mayor que el del sueño profundo, el estado de relajación y el de la hipnosis.


Pensaron los investigadores si esto no sería una disminución del aporte de oxígeno, una carencia de oxígeno lo cual es peligroso. Se midió entonces el nivel de anhídrido carbónico en la sangre arterial durante la meditación. Se sabe que al inhalar el aire pasa el oxígeno por los pulmones a la sangre arterial llegando a todas las células para participar y permitir el metabolismo celular. Durante el estado de meditación se comprobó, para sorpresa de los escépticos científicos investigadores, que el anhídrido carbónico no aumenta sino que disminuye a la par con el oxígeno consumido.
Es decir se mantiene el cuociente respiratorio. Este descenso significa una natural reducción en el nivel metabólico de la actividad celular del organismo, es un "DESCANSO CELULAR" altamente beneficioso para cada célula corporal y para el conjunto en general.

El ritmo cardíaco disminuye al igual que la cantidad de sangre que fluye por las arterias desde el corazón, demostrando todo ello un profundo y armónico descenso metabólico durante la meditación.

El investigador canadiense Dr. Hans Selye inició en 1935 sus estudios que dieron lugar a la palabra STRESS, basado en una intuición al observar que las personas enfermas o sometidas o una exigencia física o emocional, exhiben una fatiga e incomodidad características. Buscó y encontró la respuesta fisiológica de este estado llamado Stress, o Síndrome General de Adaptación que se produce ante cambios de cualquier tipo que superan nuestra natural capacidad de adaptación a los cambios.

Al iniciar los estudios científicos fisiológicos de la meditación, se sabía que el lactato arterial aumenta durante el stress. Se comprobó que durante la meditación rápidamente disminuye el lactato arterial en un nivel 4 veces superior al de una persona cómodamente sentada en estado de reposo y 3 veces mayor que el estado de sueño fisiológico. Además al terminar la meditación aumenta el lactato arterial pero se mantiene en niveles inferiores al que había antes de comenzar la meditación.


Durante la meditación hay un aumento de la temperatura de la piel entre 0.4 a 1.6 grados centígrados, con un aumento del flujo sanguíneo muscular lo que explicaría la disminución del lactato arterial y la grata y subjetiva sensación de relajación al meditar.

El corazón con menos esfuerzo envía más sangre a los músculos.

Podemos decir que al meditar se está en un profundo estado de descanso en alerta mental.

Las ondas cerebrales son características de este cuarto estado de consciencia, con un aumento de las ondas alfa cerebrales de 10 ciclos, luego aparición de ondas alfa lentas de 8 a 9 ciclos por segundo y ondas Theta de 5 a 7 ciclos, siendo esto diferente al del sueño profundo y la hipnosis.

Hay una profunda relajación con una activa alerta mental, manifestada por un sincronismo cerebral y armonía en ambos cerebros, a diferencia de los otros estados.

La amplitud de las ondas alfa cerebrales es mayor durante la meditación, se diferencia de las encontradas en la biorretroalimentación.

Para el Despertar de la Mente es útil meditar. Con el aprendizaje de la técnica dinámica de meditación, en la que conscientemente, iremos hacia el interior de nuestra realidad existencial lograremos los beneficios del cuarto estado de consciencia.

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