martes, 26 de abril de 2011

RECOMENDACIONES PRACTICAS PARA TENER UN MEJOR CONTACTO CON TU ANGEL

Ya hemos dado algunas recomendaciones sobre nuestro amor a Jesús Eucaristía,
pero podríamos dar muchas más, pues cada uno puede inventar formas nuevas de
demostrar su amor a Jesús y a los demás por medio de su ángel y de otros ángeles.
Recordemos que todos los ángeles nos aman y que debemos amar a todos los ángeles
que existen y no sólo a nuestro ángel. Por eso, sería bueno poner un nombre a nuestro
ángel para tratarlo con más confianza. También es importante ser amigos de los ángeles
de nuestros familiares con quienes vivimos en casa. Podemos invocarlos para que
arreglen nuestras diferencias y pongan la paz. Cuando oramos, especialmente, en
familia, invoquemos el ángel de la familia. Según afirman algunos Padres de la Iglesia,
como Orígenes y san Clemente de Alejandría, cada familia tienen un ángel custodio.
También podemos invocar al ángel de la parroquia, de la diócesis, de la ciudad
en que vivimos y también al ángel guardián de nuestro país. Los días de fiesta son días
en que los ángeles están especialmente contentos. Muy en especial, el día de Pascua, el
día de la Ascensión, las fiestas grandes de la Virgen María y también, por supuesto, en
su día, el dos de octubre, fiesta de los ángeles custodios, y el 29 de setiembre, fiesta de
san Miguel, Gabriel y Rafael.
Decía san Juan Crisóstomo sobre el día de la Ascensión: Los ángeles están
presentes aquí, hoy los ángeles y los mártires se encuentran. Si quieres ver a los
ángeles y a los mártires, abre los ojos de la fe y contempla el espectáculo. Si el aire está
colmado de ángeles, ¡cuánto más la iglesia! Y, si la iglesia está llena de ellos, ¡cuán
cierto es esto, especialmente hoy, cuando el Señor ha subido al cielo! Escucha al
apóstol Pablo que te enseña que todo el aire está lleno de ángeles, cuando invita a las
mujeres a cubrir su cabeza con un velo a causa de los ángeles

Procura ser delicado y atento con tu ángel. Al levantarte por la mañana, dale los
buenos días a Jesús, a María y a tu ángel custodio, que ha estado toda la noche a tu lado
y ha estado orando por ti. De vez en cuando, dale la alegría de ofrecerle alguna flor
espiritual: un sacrificio, el rezo del rosario, hacer un pequeño servicio... También
puedes ofrecer alguna misa o comunión en su honor y en honor de todos los ángeles de
tus antepasados, que son parte de tu familia. Puedes pedirle al ángel que visite a tus
familiares ausentes para darles un mensaje o su bendición. Cuando estén enfermos, que
vaya a su cabecera y se preocupe de que todo vaya bien. Incluso puedes pedirle que se
asocie a todos los ángeles de la familia para que ayuden al enfermo, especialmente,
cuando lo estén operando o cuando se encuentre en algún momento de peligro o
dificultad.
Siempre es bueno que, al hablar con alguien, pensemos en su ángel y lo
saludemos, pues, aunque la persona no sea muy buena, su ángel sí lo es. Cuando vayas
de viaje, invoca al ángel del chofer y de los compañeros de viaje para que todo vaya
bien y alejen todo poder del maligno. Si eres profesor, invoca al ángel de tus alumnos.
Si vas a dar una charla, homilía o conferencia, invoca a los ángeles de los asistentes.
También puedes decirle a tu ángel que todos los días ofrezca tu corazón a Jesús
por María para que te lo purifique y lo haga cada día más puro y bello. Es bueno
también recitarle frecuentemente la oración del ángel de la guarda.
Cuando vayas a hacer algún trabajo, pídele que te ayude para que lo puedas
hacer pronto y bien. Hazlo todo en unión con tu ángel. Él te enseñará a amar cada día
más a Jesús y a María. Él te sugerirá ir a visitar a Jesús sacramentado e ir
frecuentemente a misa. Escúchalo. Son muchas las bendiciones que te pierdes por no
seguir sus inspiraciones. Cuando tengas tentaciones, pídele ayuda; cuando tengas
miedo, pídele que te dé paz. Recuerda siempre que nunca estás solo, que tienes un ángel
bueno que siempre te acompaña. Y que, aunque lo envíes a visitar a algún familiar, él
no te deja solo; pues, desde cualquier parte del mundo, estará pendiente de ti. Además,
entre los ángeles hay amor y se ayudan mutuamente. Por eso, debes ser amigo de todos
los ángeles de tus amigos y familiares e, incluso, de todos los ángeles que existen en el
universo. Todos deben ser tus amigos. ¿Por qué no te consagras a ellos? Simplemente,
puedes decir:

Dios mío, por medio de María, quiero pedirte que me concedas la gracia de ser
amigo y hermano de todos los ángeles del universo. Úneme a ellos para que todos
tengan mi nombre escrito en su corazón y te adoren, te amen y te sirvan en mi nombre.
Yo, por mi parte, te ofrezco todas mis oraciones y buenas obras para tu gloria y tu alabanza. Jesús, cúbrenos con tu sangre bendita y haz realidad nuestra unión y amistad
para siempre. Amén

¿Te imaginas lo hermoso que es que todos los ángeles te conozcan y te amen y
que adoren y amen a Dios en tu nombre? Hazte merecedor del amor de los ángeles,
llevando una vida angelical, pura de mente y de cuerpo, para que se sientan orgullosos
de tu amistad. ¡Qué hermoso es tener un amigo celestial que te ayudará en todo
momento, aun cuando tú estés ignorante de los peligros que te acechan! ¡Cuántas
bendiciones vas a recibir!
Cuando estés enfermo, piensa que está a tu lado y te puede consolar mejor que
cualquier médico, enfermera o amigo. Invócalo para que te consuele y pide a Dios, por
medio de san Rafael arcángel, la salud. Cuando muera algún amigo o ser querido, envía
a tu ángel con su ángel a que vaya a recibirlo más allá de la muerte. Igualmente, que
visite a tus familiares o amigos difuntos, que todavía se encuentren en el purgatorio,
para consolarlos en su penas. Los servicios que puede hacer el ángel son innumerables.
Por eso, pídele ayuda para todo y sé siempre agradecido por tantos favores que recibes.
San Josemaría Escrivá de Balaguer te recomienda: Ten confianza con tu ángel
custodio. Trátalo como a un entrañable amigo y él sabrá hacerte mil servicios en los
asuntos ordinarios de cada día... Gánate al ángel custodio de aquel a quien quieras
traer a tu apostolado. Es siempre un gran cómplice. Si tuvieras presentes a tu ángel y a
los custodios de tus prójimos, evitarías muchas tonterías, que se deslizan en la
conversación94. Cuando tengas alguna necesidad, alguna contradicción pequeña o
grande, invoca a tu ángel de la guarda para que la resuelva con Jesús o te haga el
servicio de que se trate en cada caso95. Acostúmbrate a encomendar a cada una de las
personas que tratas a su ángel custodio para que le ayude a ser buena y fiel96.
Acostúmbrate a dar gracias anticipadas a los ángeles custodios..., para obligarles
más97. Y salúdalos. ¿No se saluda y se trata con cordialidad a todas las personas
queridas? Pues tú y yo vamos a saludar muchas veces al día a Jesús, a María y a José y
a nuestro ángel custodio (Surco 690).
Sonríele con cariño y, cuando escribas a alguien, dale saludos de tu ángel y
saludos para su ángel.

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