domingo, 17 de abril de 2011

UN PACTO DE AMOR CON TU ANGEL


¿No querrías tu pertenecer también a la Asociación de los ángeles adoradores de

Jesús sacramentado y a la Asociación de los serafines y, en general, pertenecer a la

Asociación de los ángeles para amar y adorar con ellos y por ellos a tu Dios y Señor?

¿Por qué no haces un pacto de amor con ellos para ser su hermano y su amigo? Ellos,

por su parte, tendrán tu nombre escrito en su corazón y rezarán siempre por ti, y

adorarán y amarán a Dios contigo y de tu parte. Piensa: Serás un hermano de los

serafines y de los querubines, de los ángeles y de los arcángeles... Y ellos te aceptarán

como hermano y te cuidarán como a un hijo querido.

Di ahora mismo: Dios mío, Trinidad a quien adoro, en unión de los serafines y

de todos los ángeles del universo, te adoro y te amo. Me consagro a ellos como

hermano y me asocio a ellos como un niño pequeño, que necesita su ayuda y

protección. Padre mío, por medio de Jesús y de María, con el poder del Espíritu Santo,

une mi vida a la suya, mi amor a su amor y haz que, a partir de este momento, seamos

UNO, para siempre. Recibe este pacto de amor en el Corazón de Jesús por medio de

María y sellado con la sangre de Jesús para que se haga realidad. Amén.


ORACIÓN A MI ÁNGEL

Ángel de mi guarda, tú que eres un ángel del Señor, un espíritu puro, más sabio

que los sabios y más fuerte que todos los poderosos. Tú que contemplas sin cesar la faz

del Padre celestial, tú que me acompañas desde mi infancia y eres mi protector y mi

guía por los caminos de la vida. Te doy gracias por todo lo que me has ayudado, por

haberme librado de muchas tentaciones y haberme consolado en muchas dificultades.

Gracias, ángel mío. Te quiero pedir en este momento que presentes mis oraciones y

sufrimientos ante el altar de Dios por la salvación de mis hermanos. Ayúdame a ser

amigo de todos los ángeles del universo, quiero ser hermano y amigo de todos ellos.

Tú que eres amigo de todos los ángeles, úneme a ellos, saluda al ángel de mis

padres, hermanos, amigos y de todos mis familiares. Saluda también cada día a los

ángeles de quienes se acerquen a mí; y haz que mi compromiso y mi pacto de amor, que

hice un día con todos los ángeles, sea efectivo. Quiero sentirme serafín con los

serafines, querubín con los querubines, y ángel con cada uno de ellos. Quiero que los ángeles virtudes fomenten en mí todas las virtudes y quiero unirme, especialmente, a

todos los ángeles que adoran a Jesús sacramentado.

Ángel mío, ángel amigo, ángel de Dios, bendíceme y ora mucho por mí. Procura

que en cada sagrario del mundo haya, al menos, un ángel que ama y adora y ora en mi

nombre. Que en todas las misas haya quien me represente ante el altar de Dios y,

cuando alguno de mis familiares y amigos esté en dificultad, vete tú a ayudarle de mi

parte en unión con otros ángeles.

Señor Jesús, hazme amigo de todos los ángeles para que todos tengan mi nombre

escrito en su corazón y puedan amarte y adorarte en mi nombre, ahora y para siempre en

unión con la Virgen María y todos los santos. Amén.


ORACIÓN ANTES DE LA MISA

Ángeles de Dios, espíritus puros y ministros del Señor, que presentáis ante su

trono mis oraciones y sufrimientos, ayudadme para que pueda presentarme puro ante el

trono de Dios para celebrar dignamente este santo sacrificio. Ángel de mi guarda,

ayúdame durante la misa y ofrece el sacrificio de mi vida y de mi amor al Señor

todopoderoso, en unión con todos los ángeles y santos.

Arcángeles santos, ilustres capitanes del ejército celestial, ayudadme a

comprender los grandes misterios que vamos a celebrar.

Principados del cielo, dadme la gracia de vivir enteramente para Dios en la

salud o en la enfermedad, en la pobreza o en la riqueza, para que mi vida sea toda para

Dios, cumpliendo siempre su santa voluntad.

Virtudes celestes, asistidme para que progresando cada día más en el ejercicio de

las virtudes, sea digno de tocar con mis manos y recibir en mi corazón a Jesús, mi Señor

y mi Dios.

Potestades invencibles del Señor, libradme de todos los ataques de los enemigos

del alma y alejad de mí a todos los demonios durante esta celebración eucarística para

que pueda servir dignamente a mi Señor,

Dominaciones poderosas, dadme la libertad de los hijos de Dios para que no esté

sometido a los vicios ni apetitos carnales y pueda amar libremente y con todo mi amor a

mi Señor, Dios todopoderoso.

Tronos sublimes y gloriosos, dadme la gracia de ser humilde y sumiso a la

voluntad de Dios para servirlo con todo mi corazón, y mi alma pueda ser digna morada

de la santa Trinidad.

Querubines excelsos y luminosos de la gloria celestial, iluminad mi alma para

que pueda conocer la excelencia infinita del sacrificio que vamos a celebrar y pueda con

vosotros alabar y glorificar ahora y por siempre el santo Nombre de Dios.

Serafines amorosos, que estáis ante el trono de Dios, envolvedme con vuestro

fuego divino para que mi alma sea una llama de amor y pueda unirme a vosotros para

amar ardientemente a Dios por toda la eternidad. Amén.

Todos los coros de los ángeles, acompañadme en esta celebración. Todos los

ángeles del universo, venid a cantar conmigo las alabanzas del Señor. Amén.


ÁNGEL DE MI GUARDA

Ángel santo de la guarda,

compañero de mi vida,

tú que nunca me abandonas,

ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,

sé que te hallas a mi lado,

escuchas mis oraciones

y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,

me defiendes del demonio,

tendiendo sobre mi pecho

tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche

tu mensaje y que lo siga,

que vaya siempre contigo

hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,

presencia del cielo amiga,

gracias por tu fiel custodia,

gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles,

suba al cielo nuestro canto:

gloria al Padre, gloria al Hijo,

gloria al Espíritu Santo. Amén.

(Himno de la Liturgia de las Horas)


AL ÁNGEL DE MI GUARDA

Cuando perdido en la vida

y alejado de mi casa,

andaba por los caminos

sin saber por dónde andaba,

tú caminabas conmigo

al ritmo de mi sandalia.

Cuando perdido en la noche,

tenía frío en el alma,

tú caminabas conmigo

hasta el despertar del alba.

Cuando estrellado en el muro

y cercado por la valla,

me sentía prisionero

sin la libertad soñada,

tú caminabas conmigo,

deshaciendo la alambrada.

Siempre estuviste en mi vida

como el sol de la mañana,

como la luna en la noche,

como el mar sobre la playa,

siempre estuviste a mi lado,

animando mi esperanza.

Por ti volvió mi Jesús

a ser el centro de mi alma.

Y, por eso, te doy gracias

angelito de mi guarda.

* * * *

Yo enviaré un ángel delante

de ti para que te defienda

en el camino y te haga llegar

a tu destino. Acátale y

escucha su voz.

(Ex 23, 20-21)

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